SAN DIEGO — Pamela Austin, reclutadora de Adventist Health Bakersfield en California, ofreció trabajo a varias enfermeras extranjeras y acababa de terminar una primera ronda de entrevistas con otras 12 candidatas de distintos rincones del mundo.
Las enfermeras extranjeras llenan un vacío en hospitales privados que necesitan personal con experiencia, capaz de trabajar en salas de emergencia y en unidades de cuidados intensivos, señaló Austin. Plazas que no se pueden llenar exclusivamente con enfermeras estadounidenses.
Esas plazas, sin embargo, seguirán sin ser cubiertas si el presidente Donald Trump extiende el período de 60 días en que no se aprobarán green cards, como se denomina a las tarjetas verde de residencia permanente, aduciendo que quiere proteger el mercado laboral estadounidense en medio de la pandemia del nuevo coronavirus.
“Sería un enorme revés”, dijo Austin. “Tenemos esos huecos y no hay gente para llenarlos”.
Trump dice que las medidas son necesarias en momentos en que hay un nivel de desempleo que no se veía desde la depresión de la década de 1930.
Sus detractores, en cambio, afirman que su intención es lograr la reducción en la inmigración legal que se frustró cuando el Congreso y los tribunales le rechazaron iniciativas en ese sentido y, de paso, distraer la atención del público de su manejo de la pandemia.
Activistas a favor de los inmigrantes dicen que ellos no son los únicos que se oponen a la medida: También la cuestionan sectores intransigentes partidarios de Trump que dicen que la iniciativa no va lo suficientemente lejos.
La propuesta “está pensada para satisfacer poderosos intereses económicos que buscan mano de obra extranjera barata”, afirmó Dan Stein, presidente de la Federación por una Reforma Inmigratoria Americana, en una carta que envió el jueves al presidente.
El Centro para Estudios de la Inmigración, otra agrupación de línea dura, dijo que la suspensión de la entrega de residencias por 60 días “ofrece escaso alivio a los estadounidenses” y criticó la exención que se hace con quienes inviertan al menos $900,000 en Estados Unidos.
Trump firmó el miércoles una orden que suspende temporalmente la entrega de visas a cientos de miles de trabajadores anuales que llenan huecos en el mercado laboral, incluidos peones agrícolas e ingenieros de software. La medida no afecta a quienes ya tienen la residencia o a los solicitantes que se encuentran en Estados Unidos.
Se hacen excepciones con las esposas de ciudadanos estadounidenses e hijos menores de 21 años, pero no con los padres, hijos adultos, nietos, hermanos adultos y otros parientes.
Carl Shusterman, abogado de inmigración de Los Ángeles que asesora a hospitales, dijo que esperaba que la orden de Trump exceptuase a las enfermeras, a quienes generalmente se les da la residencia.
Pero solo admite a trabajadores del campo de la salud considerados vitales para combatir el brote de COVID-19.
“Las decisiones las toman las embajadas y los consulados”, expresó. “No son expertos en COVID-19, igual que ninguno de nosotros”.
El abogado de inmigración de Houston Raed González dijo que no cree que la orden tenga un impacto demasiado grande, al menos a corto plazo, porque las embajadas y consulados ya habían suspendido el procesamiento de solicitudes de visas el mes pasado en respuesta a la pandemia.
”Esto es una puesta en escena del gobierno, nada más”, manifestó.
Otros activistas pronostican profundos cambios si la medida se hace permanente.
Doug Rand, cofundador de Boundless, una empresa que asesora a familias e individuos acerca de las green cards, calcula que 358,000 personas perderán la posibilidad de obtener la residencia permanente todos los años si la medida se extiende.
Los inmigrantes de Asia, América Central y Europa oriental serían los más afectados.
Rand dice que Trump está usando la pandemia para conseguir los cambios al sistema inmigratorio que no pudo imponer a través del Congreso y los tribunales. La suspensión por 60 días, arguye, es un primer paso, para hacer más aceptable la extensión.
“Está bastante claro que el presidente Donald Trump va a usar sus atribuciones para extender el plazo de 60 días una y otra vez”, dijo Rand.
El edicto se parece a una legislación que Trump propuso sin éxito en el 2017 que hubiera reducido la inmigración legal, especialmente a través de las visas para familiares, que el presidente describe despectivamente como una “inmigración en cadena”.
El mes pasado el gobierno suspendió en la práctica los asilos al disponer la rápida expulsión de toda persona que ingrese al país si permiso. Los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades extendieron esta semana esa política hasta el 20 de mayo para proteger la salud pública, según se dijo.
Trump declaró a la prensa que podría extender o modificar la última orden la semana que viene, en dos meses o “sobre la marcha” para hacerla “más o menos estricta”.
“No queremos perjudicar a nuestras empresas y no queremos perjudicar a nuestros agricultores”, manifestó el miércoles.
Joe Biden, casi seguro candidato demócrata a la presidencia en las elecciones de noviembre, estuvo de acuerdo con quienes dicen que esta es una maniobra de Trump para distraer la atención de la gente durante la pandemia. “En lugar de esforzarse por conseguir más pruebas (para el coronavirus), Donald Trump emite tuits con una retórica incendiaria sobre los inmigrantes en la esperanza de distraer a todos de algo indiscutible: Que reaccionó muy lentamente al virus y estamos pagando el precio”, dijo Biden el martes.