Rumores de salud de líder norcoreano

SEÚL (Corea del Sur) - El autoritario líder norcoreano no ha hecho una aparición pública en tres semanas, saltándose un acto muy publicitado al que suele asistir. Un documental oficial le muestra cojeando y con sobrepeso, y menciona su "malestar". Lo que sigue es un festín de especulaciones en los medios sobre la alimentación de Kim Jong Un. Quizá sea gota, indicaron fuentes no identificadas a reporteros surcoreanos, o diabetes, o tensión alta. Un reporte británico con fuentes poco claras apuntó a que el dictador, educado en Suiza, sufría una gran adicción al queso. Un titular en Seúl planteó la posibilidad de una obsesión común con Corea del Sur: el pollo frito y la cerveza. ¿Qué está ocurriendo? Puede que no mucho. Como suele ocurrir, lo que se ve es sólo un atisbo de lo que ocurre en la protegida vida del líder norcoreano. Pero el hecho de que Pyongyang admita que Kim sufre problemas de salud indica que quizá no sufra nada grave. Los controlados medios estatales, por ejemplo, guardaron silencio cuando el padre de Kim, Kim Jong Il, sufrió graves problemas de salud al final de su época en el poder. La gran fascinación exterior con cualquier migaja de información crea un revuelo en Corea del Sur y Occidente que magnifica cualquier indicio de cambio o inestabilidad en un país conocido por resistirse a las miradas extranjeras y por difundir información como cree conveniente.

Corea del Norte es única. Es un país pobre, en gran parte aislado, ferozmente orgulloso, oficialmente estalinista liderado desde su fundación en 1948 por una familia que se ha pasado el poder a través de tres generaciones. También posee un puñado de toscas bombas nucleares y trabaja para producir misiles nucleares que pudieran alcanzar el territorio continental de Estados Unidos. Eso alimenta una gran curiosidad sobre lo que podría ocurrir si su líder queda incapacitado.

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