El muro fronterizo también divide a los republicanos

Muchos legisladores apoyan a Trump, pero se debaten cómo pagar por la extensa barda.

Los legisladores republicanos concluyeron su retiro anual divididos en torno a cómo pagar por el muro que el presidente Donald Trump piensa construir a lo largo de la frontera con México.

Recibieron bien un discurso de Trump en el que el magnate apoya el reemplazo de la ley de salud del ex presidente Barack Obama y una reforma al código fiscal, que está lleno de agujeros. Pero parecían confundidos en torno a los planes de Trump para pagar por el muro y a las marchas y contramarchas de la Casa Blanca en ese tema.

Después de que el secretario de prensa de la Casa Blanca anunciase un impuesto del 20% a las importaciones de México, los republicanos de la Cámara de Representantes quedaron convencidos de que el gobierno está implementando un aspecto central de su plan fiscal: un ajuste impositivo sobre las importaciones, no las exportaciones. Dijeron que ello pagaría con creces por el muro y que, a la larga, serían los mexicanos los que costearían esa obra. Pero los republicanos del Senado expresaron algunas objeciones.

Acto seguido la Casa Blanca pareció reconsiderar la idea, diciendo que era tan solo parte de una cantidad de opciones.

"Hay muchas preguntas sin respuesta en torno al impuesto a las importaciones", afirmó en su cuenta de Twitter John Cornyn, número dos en la jerarquía republicana de la cámara alta. Y el senador Lindsey Graham dijo que "cualquier propuesta que haga subir los precios de una (cerveza) Corona, el tequila o las margaritas es una idea muy mala".

La confusión reflejó las distintas corrientes que hay entre los republicanos acerca de cómo costear la anulación del plan de salud de Obama y al mismo tiempo pagar por el muro y por otras propuestas, al tiempo que se planifica una renovación de la infraestructura del país y se procura aumentar la capacidad de endeudamiento del gobierno.

"Es obvio que hay muchas cosas por delante", dijo la senadora Susan Collins. "No hay necesariamente un consenso, pero hay mucho entusiasmo".

En el retiro de dos días en Filadelfia, los republicanos trataron de alinearse detrás de Trump incluso si ello implicaba hacer a un lado viejos principios del partido.

El líder de la Cámara de Representantes Paul Ryan y el líder de la mayoría del Senado Mitch McConnell anunciaron que el Congreso aportará 12,000 de los 15,000 millones de dólares que costaría el muro sin garantizar que esa iniciativa no aumentará el déficit fiscal. Ello va en contra de la política tradicional de los republicanos en torno al déficit.

Los legisladores elogiaron a Trump por emitir órdenes legislativas (decretos) en relación con el muro y otros asuntos, algo que habían criticado duramente cuando Obama apeló a ese recurso.

Y si bien sigue generando controversias, los republicanos se muestran cada vez más inclinados a convivir con su estilo errático. Algunos hasta dicen que es un estilo que genera resultados.

"Creo que está ganando el juego de las expectativas. Lo considero un genio por la forma en que redujo las expectativas por un lado y rindió mucho más de lo esperado por el otro", declaró el representante Peter Roskam. "Es realmente notable".

Durante su presentación Trump dijo que apoyaba la ambiciosa agenda republicana sobre salud e impuestos, algo que fue bien recibido por los republicanos. A muchos les complació el hecho de que durante su presentación de 20 minutos se apegó básicamente al discurso preparado que mostraba el teleprompter y no hizo afirmaciones falsas sobre supuestos fraudes electorales o la cantidad de gente que acudió a su asunción, dos temas que han generado controversias.

"Sospecho que mucha gente sintió alivio cuando vio los teleprompters frente a él", dijo el representante Dan Donovan. "De todos modos, te tiene que caer bien este tipo. Dice lo que piensa".

De todos modos, no le faltaron detractores a Trump. El senador John McCain, un ex prisionero de guerra, dijo a la prensa que no le convencía el plan para pagar por el muro y criticó fuertemente al presidente por decir que la tortura funciona y que habría que volver a usar técnicas de interrogación severas.

"Cuando se vuelve hablar de esto de la tortura, no puedo quedarme callado", dijo McCain, quien fue torturado por los norvietnamitas. "No tengo otra opción", señaló, agregando que la tortura "no funciona" y es ilegal.

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