Este viernes, justo en el día de la preservación de la capa de ozono, concluyó un viaje que despertó la molestia de los ambientalistas.
Y es el que realizó el crucero Serenity, por aguas que antes eran impenetrables porque eran hielo puro.
Nunca antes un crucero turístico, con más de 1,700 personas a bordo, había realizado este recorrido.
El barco Serenity, de la compañía Crystal, se internó en las aguas del Ártico y después de 32 días de viaje llegó a Nueva York.
Hugo Moreno y su esposa, mexicanos, pagaron $20,000 cada uno, para vivir una experiencia que consideran única.
Pero para algunos ambientalistas se trata de un turismo apocalíptico, un viaje históricamente triste.
Adriana Quintero, directora de Voces Verdes, dice: “Qué lindo poder decir que tomamos un viaje histórico en una ruta no antes explorada en un barco de lujo, pero la realidad es que es únicamente debido a un impacto tremendo en el resto del mundo, que es el calentamiento global”.
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Porque el Ártico, que hasta hace una década permanecía congelado casi todo el año, ahora es navegable porque grandes macizos de hielo se han derretido. Y algunas especies animales estan en riesgo de desaparecer.
Crystal asegura que tomó medidas para no afectar el medio ambiente, como indica Juan Fernández, primer oficial de Serenity: “Se ha consumido el combustible que menos sulfuro y menos efectos tóxicos produce. Es el menos denso de todos, es el que menos humo produce de todos, para entenderlo de alguna manera”.
La gran preocupación es que este viaje le abra las puertas al turismo masivo al Ártico, que otras compañías de cruceros ofrezcan viajes a esta región, que no tomen las medidas adecuadas y afecten el ecosistema.
Este tipo de crucero puede contaminar el agua y la fauna y puede impactar al calentamiento global por sus propias emisiones.
El próximo viaje del Serenity, cuyos precios van de $20,000 a $100,000 por persona, está programado para 2017.
