Tlahuelilpan aún no despierta de la pesadilla de la explosión

Decenas buscan restos de sus familiares donde explotó una toma ilegal de combustible.

Con mùsica y el alma hecha pedazos acompañaron a sus difuntos hasta su última morada y los despidieron entre lágrimas, con el único consuelo de que tuvieron un cuerpo al cual le pudieron llorar. 

"Me dijo que a mi hijo no lo encontraban", lamentaba una madre en la pequeña población de Tlahuelilpa, en el central estado de Hidalgo. 

Con los ojos ya resecos por el dolor, María busca a su hijo de 14 años y a su sobrino de 16. No sabe nada de ellos y le duele pensar en las imágenes del momento en el que el fuego abrazó a todas sus víctimas. 

"Muchos seguramente que ahí estaban; mi hija lo asegura, ella estaba ahí, pero se fue", cuenta María. 

Muchos más que padecen la misma angustia han colocado sus fotografías donde todos puedan verlas y se movilizan impulsados por la desesperación.

El viernes del incidente, una zanja que atravesaba un campo enorme estaba llena de gasolina y de personas; justo ahí, huchicoleres, como llaman en México a quienes roban combustible, habían colocado una toma clandestina en un ducto de Petróleos Mexicanos.

Hoy, en ese sitio, decenas de familias buscan algún indicio que les permita saber qué pasó con sus parientes y amigos.

"No, no hemos encontrado nada", expresa Dulce Rufino, quien con sus manos remueve los escombros.

Ella comenta que el día de la tragedia se encontraba ahí con su padre y cuando apenas se iba a dejar el primer garrafón de combustible, sintiò el infierno en su espalda.

"Regresé pero ya no lo encontramos, solo había muchachos tirados en toda la milpa, regados con quemaduras".

Con la misma esperanza, Lázaro Pérez trata de encontrar la medalla que llevaba su primo, porque quiere llevársela a su hermano antes de que las quemaduras que sufrió también le quiten la vida.

"Ezequiel estaba dentro del la zanja donde estaba toda la gente, por eso es muy probable que ahí quedó calcinado", dice Lázaro.

Y si su cuerpo fue rescatado su identificación será muy tardada, las autoridades les han dicho a los deudos que podrían pasar semanas o meses antes de que logren saber a quién pertenecen los casi 60 cadáveres que aún no tienen nombre.

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