Migrantes saturaron las calles de Ciudad Juárez, en la frontera norte de México, pese a los avances y la disminución de la migración que ha prometido el presidente, Andrés Manuel López Obrador, tras su reunión del miércoles con una delegación de Estados Unidos.
Durante las últimas dos semanas son constantes los grupos de decenas de migrantes que a todas horas caminan con niños en los hombros o de la mano mientras se dirigen a la puerta 36 del muro fronterizo entre Juárez y El Paso, Texas, que casi todo el año ha sido el epicentro de la migración entre México y Estados Unidos.
“Es complicado porque no nos dejan pasar, y uno sufre bastante cosas en el camino”, señaló Dariel Sánchez, un migrante procedente de Venezuela que duró más de cinco días varado con casi un millar de migrantes en Ceballos, una población ubicada en el límite entre los norteños estados de Durango y Chihuahua.
“Vienen caravanas de Tapachula, Chiapas, de Ciudad de México agarran otro rumbo, o sea, que hay bastantes migrantes", agregó.
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Entrevistado junto al fronterizo río Bravo, Dariel indicó que agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) los detuvieron en el trayecto por México y los bajaron del tren en pleno desierto, con temperaturas cercanas a los cero grados, sin considerar que viajan con niños.
"Nos tocó dormir en la calle, en el hielo. No sé por qué no nos dejan pasar si no venimos haciendo daño ni nada, solo queremos pasar para pedir algún permiso o un asilo”, lamentó.
¿Una caída en la migración?
El secretario estadounidense de Estado, Antony Blinken, lideró el miércoles una visita urgente de funcionarios de la Casa Blanca ante el inédito repunte de migración irregular en diciembre, con un promedio de más de 10,000 personas diarias que llegaron a la frontera común con México, según reconoció López Obrador.
Pero el gobernante mexicano defendió los resultados del encuentro, al asegurar que la migración "ya está bajando" tras el repunte inédito que llevó a Estados Unidos a cerrar de forma temporal cruces en Texas, Arizona y California.
“Lo más importante (en la reunión) era que se había avanzado y nos habíamos entendido y ya hay incluso buenos resultados. Claro, tiene que ver también con el fin de año, para no echar las campanas al vuelo, pero está bajando la migración", sostuvo el mandatario en su conferencia matutina del viernes.
En contraste María Eugenia Campos, la gobernadora de Chihuahua, donde está Ciudad Juárez, declaró el jueves a los medios que esperan la llegada de 3,000 migrantes más al estado esta misma semana.
Dilia Padilla lleva cuatro meses en tránsito desde que salió de su natal Colombia.
Esta semana llegó a Ciudad Juárez en el tren e inmediatamente se dirigió al río Bravo para intentar cruzar por la puerta 36.
“Ha sido difícil, voy para cuatro meses en la odisea, gracias a Dios estamos aquí, no ha sido fácil, ahora a esperar hasta ver cómo se puede cruzar, no al sueño (americano), sino a lo que Dios tiene prometido para muchas personas así como para mi”, manifestó frente al afluente fronterizo.
La suramericana dijo que el viaje fue largo y tormentoso aunque recibieron mucha ayuda a lo largo de todos los países que cruzaron.
“A pie, en tren, muchas veces nos dejó abandonados, muchas veces no avanzó, llegamos con la ayuda de muchas personas. Yo le agradezco al presidente de Jiménez (municipio de Chihuaha), fuimos un grupo grande abandonados en Ceballos y ellos nos brindaron la mano”, narró.