Tras las rejas “La Jefa de Jefas” de Iguala

“La Jefa de Jefas” de Iguala, México

Quienes la conocen, la describen como a una mujer de “carácter duro y difícil”, rasgos que al parecer fueron determinantes para tomar decisiones equivocadas por las que un juez y la Procuraduría General de la República la recluyeron el domingo en un penal del occidente de México bajo cargos de delincuencia organizada.

La acusación, sin embargo, no incluye los hechos atroces que han merecido la condena mundial que han escandalizado y provocado la ira de los mexicanos y la comunidad internacional, ya que según las autoridades la noche del 26 de septiembre mientras ella bailaba con su esposo, el presidente municipal de Iguala, en un sitio cercano a esa comunidad del estado de Guerrero desaparecieron a 43 estudiantes de magisterio.

Así, al amparo de las sombras y desde una completa impunidad, seis personas fueron asesinadas, otras 25 resultaban heridas y 43 estudiantes desaparecían sin que, desde entonces, se conozca su paradero y condiciones.

De los hechos, las instancias de procurar justicia en México, han responsabilizado al alcalde José Luis Abarca Velázquez y a su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa. Tres días después, la pareja desapareció entre acusaciones y señalamientos y fueron aprehendidos el 4 de noviembre.
Desde entonces, y pese que Pineda Villa había obtenido un amparo del Juzgado Décimo Primero de Distrito de Amparo Penal del Distrito Federal para evitar ser aprehendida; trámite por el que pagó 35 mil pesos, había estado bajo arraigo domiciliario.

Pero el domingo, las cosas cambiaron y un juez ordenó la aprehensión oficial de Pineda Villa, quien fue recluida en el módulo femenil del penal federal "El Rincón", en el occidental estado de Nayarit. Mientras, su esposo permanece recluido en el penal de máxima seguridad del Estado de México.

Abarca Velázquez y Pineda Villa formaban a simple vista un matrimonio sólido, siempre juntos inclusive en actos y reuniones oficiales, lo que les valió ser conocidos como la “pareja imperial” que gobernó durante dos años el municipio de 130 mil habitantes en el sureño estado mexicano. José Luis Abarca y María de los Ángeles Pineda conformaban un matrimonio sólido, según sus allegados, y aparecían juntos en todas las actividades del gobierno local.

Hoy ambos, también juntos y fuera de los reflectores de la política, permanecen en prisión y no pueden parar las acusaciones que a nivel mundial han generado por los ataques contra los desaparecidos estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa -donde jóvenes de 18 a 23 años se preparan para ser maestros-, ya que existe la presunción de que ellos son responsables de asesinatos y desapariciones.

“La pareja que bailaba entre cadáveres” es el título de la crónica publicada por el diario español El País, donde hace un recuento de lo ocurrido a finales de septiembre, cuando al parecer la irrupción del grupo de estudiantes en una verbena popular donde Pineda Villa seguiría impulsando su candidatura para suceder a su marido como alcaldesa, habría detonado su enojo.

Y es que aun cuando el alcalde era la autoridad oficialmente elegida en las urnas por el izquierdista Partido de la Revolución Democrática, era justamente María de los Ángeles el poder tras el trono, según han señalado diversas fuentes.

Allegados a la pareja han dado testimonio de ello en distintas investigaciones periodísticas que buscan explicar aquello para lo que no hay explicación: la impunidad de un sistema que se ha corrompido y al que ven muy cercano a los grupos del crimen organizado.

La presunción no es gratuita. María de los Ángeles es hermana de Marco Alberto y Marco Antonio Pineda Villa, quienes según autoridades mexicanas sirvieron al líder del cártel de los Beltrán Leyva, el capo Arturo Beltrán Leyva. Los hermanos Pineda Villa fueron asesinados en 2009 cuando pretendían desligarse de esa organización criminal.

Otro hermano, aún vivo y recientemente detenido, fue relacionado con el narcotráfico y las autoridades presumen que es uno de los dirigentes del denominado grupo Guerreros Unidos, que se caracteriza por sus actos sanguinarios y que controla la región de Iguala, donde históricamente ha habido grandes cultivos de droga.

Pero por si el cuadro familiar no estuviera completo, investigaciones judiciales de los servicios mexicanos de inteligencia han indicado que la madre de los Pineda Villa funge como prestanombres de narcotraficantes.

De su boda con José Luis Abarca poco se ha dicho. Algunos la ubican hace 25 o 30 años, cuando el entonces modesto trabajador procedente de una familia que comerciaba sombreros, huaraches y vestidos de novia, empezaba a incursionar en la venta de joyería de oro.

Pero hace 10 años, la fortuna los favoreció y, como pareja, se convirtieron en empresarios prominentes. De ahí, sin tener antecedentes en la política, Abarca ganó las elecciones locales en 2012. El baile era de las actividades que disfrutaban. Aquí, la pareja, de rojo, en la pista durante la celebración del "Día del Maestro", en mayo.

El resto es historia. Los reflectores y el poder que se vive desde el gobierno, aunque sea desde un municipio pequeño, atraparon a la pareja y desde ese lugar de privilegio empezaron a tejer alianzas que permitieran que María de los Ángeles sustituyera a su esposo al término de su mandato, en 2015.

Para ello, Pineda Villa se postuló y ganó el derecho a ser consejera de estatal del izquierdista PRD y, desde su cargo honorario como dirigente del organismo asistencial Desarrollo Integral de la Familia, no desaprovechó momento para hacer campaña a su favor.

Los hechos del 26 de septiembre, de los que aún hay innumerables preguntas sin responder, frenaron por el momento el ascenso de quien ha sido calificada como “La Jefa de Jefas” de Iguala.

Contáctanos