BROWNSVILLE, Texas – John Allen Rubio, quien fue declarado culpable en 2010 por estrangular y decapitar a tres niños, incluyendo a una que era su hija, vio frustrado su deseo de que el Tribunal de Apelaciones de Texas fallara a su favor en un recurso de hábeas corpus que él mismo presentó debido a que la corte determinó que su reclamo "carece de méritos".
Esta es la segunda ocasión que Allen, quien se encuentra en el corredor de la muerte en la prisión Polunsky en Livingston, Texas, somete este tipo de recurso obteniendo el mismo resultado.
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"En el sistema de EE.UU., los tribunales federales pueden utilizar el recurso de hábeas corpus para determinar si la detención de un preso por parte de un estado es válida. Un auto de hábeas corpus se utiliza para llevar a un preso u otro detenido (por ejemplo, un paciente mental institucionalizado) ante el tribunal para determinar si el encarcelamiento o la detención de la persona es legal", se explica en la página de internet de la Escuela de Leyes de la Universidad de Cornell.
Aunque el crimen por el que Allen resultó convicto y sentenciado a pena de muerte ocurrió en el 11 de marzo de 2003, personas todavía recuerdan el incidente por lo macabro que es. En 2010, un jurado encontró a Rubio culpable de decapitar a tres niños. Las víctimas son: Julissa Quesada, de 3 años; Juan E. Rubio, de 14 meses; y Mary Jane Rubio, de 2 meses. Todos eran hijos de Angela Camacho, quien era la pareja de Allen en aquel momento.
Según la confesión de Rubio realizada a la Policía de Brownsville, el hoy convicto admitió haber asesinado a los niños en su hogar porque creyó que había una presencia maligna dentro ellos. Los menores fueron asfixiados, apuñalados y mutilados para posteriomente colocar sus cuerpos en bolsas de basura.
El crimen ocurrió en el hogar de los Rubio ubicado entre la calle Tyler y la calle 8 en Brownsville. Esta propiedad fue demolida en y en el lugar se construyó en 2019 un parque lleva por nombre Tres Ángeles en memoria a los tres infantes que fallecieron.
En cuanto a Angela Camacho, ella fue condenada a cadena perpetua en 2005 después de que se declarara culpable por el asesinato de sus tres hijos. De esta forma, la mujer se libró de que fuera sentenciada a pena de muerte como ocurrió con Allen.
