Perder a un ser querido es de por sí doloroso, pero no saber nada de él, si vive o muere, le añade un peso adicional al difícil momento que se vive en estas lamentables circunstancias.
Ese precisamente es el caso de una familia en Mission que tiene nueve años buscando a don Modesto de la Rosa. Cada año su hija, Janie de la Rosa, acude a un árbol para colocar una ofrenda el día de su cumpleaños al igual que en los aniversarios de su desaparición.
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Al pricipio, cuando se le perdió el rastro a este hombre, la familia vivió una pesadilla. Unos lo vieron por última vez sentado en un árbol junto a un canal, otros frente a una casa. Después de ahí, no se sabe a dónde acudió.
El conocía muy bien la zona donde se encontaba. Además, entre su casa y la de su hija la distancia es poca.Sin embargo, no saber qué fue exactamente lo que le sucedió es lo más doloroso para la familia de don Modesto.
Este caso ya tiene años de antigüedad pero aún así la familia no pierde la esperanza de que el misterio de su desaparición se esclarezca.
