Matamoros

Caso de narcosatánicos y recientes secuestros de estadounidenses tienen común denominador

Telemundo

Este 14 de marzo se cumplieron 34 años de un caso que conmocionó a Texas. Se trata de la historia de Mark Kilroy, un joven de 21 años que estaba por convertirse en doctor y desapareció durante unas vacaciones de spring break en 1989. Un mes después fue hallado descuartizado en Matamoros.

Actualmente este caso se conoce como el de los Narcosatánicos y toma mayor relevancia al recordar lo sucedido a los cuatro estadounidenses que cruzaron la frontera este pasado viernes 3 de marzo. Como todos saben, dos de ellos murieron mientras que los restantes fueron rescatados vivos en un amplio operativo de las autoridades mexicanas. Aunque ambos casos son distintos, tienen un común denominador el crimen organizado.

Al día de hoy el caso de Kilroy continúa causando alarma. Como explica Clemente Rendón, cronista vitalicio de Matamoros, la muerte del joven "causó muchos problemas y sigue causándolos. Para Texas es importante destacarlo porque así los estudiantes no van a Matamoros".

Pese a que los años pasan, la violencia no termina en Matamoros. Desde los narcosatánicos en los años 80 hasta el día de hoy la violencia en la frontera sigue siendo afectada por el crimen organizado. En el caso de los narcosatánicos el propósito era destrozar los cuerpos para realizar ceremonias diabólicas mientras que en el reciente incidente que le costó la vida a dos estadounidenses, se dijo que todo se debió a una confusión, añadió Rendón.

Lo cierto es que ambos casos han generado repercusiones a ambos lados de la frontera. En 1989 los gobiernos de Estados Unidos y México trabajaban en el convenio de libre comercio. "Esto no le convenía que la noticia sonara tanto como para que el comercio norteamericano dijera no entramos. El tratado de libre comercio iba muy avanzado", recuerda Jorge Chávez, cronista de Matamoros. Mientras, hoy día ambos presidentes, Joe Biden y Manuel López Obrador, enfrentan elecciones en menos de dos años.

Lo cierto es que Matamoros es mucho más que violencia y secuestros.

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