NUEVA YORK — Joe Biden apostó su campaña y ahora su presidencia con la premisa de que el gobierno puede funcionar, incluso en tiempos de profundas divisiones políticas.
Cuando el Senado de Estados Unidos votó esta semana, con respaldo bipartidista, para comenzar los debates sobre un multimillonario plan de infraestructura que Biden respaldó, el presidente pareció tener una prueba del concepto.
Sin embargo, ese triunfo se vio eclipsado por un repunte de casos de la variante Delta del coronavirus, que ha forzado a restaurar las directrices de uso de mascarillas, puesto en peligro la recuperación económica y amenazado la promesa central de que iba a rescatar a Estados Unidos de la pandemia.
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“Los demócratas tienen que apuntarse victorias de cara a 2022 y las nubes del COVID en el horizonte hacen mucho más importante aprobar la ley de infraestructura”, dijo Robert Gibbs, que fue secretario de prensa del presidente Barack Obama. “Es imperativo que el gobierno de Biden comunique eso regularmente y nos prepare para los altibajos de esta pandemia”, añadió.
Los primeros seis meses del presidente en el cargo, por los que ha conseguido una fuerte aprobación en la mayoría de los sondeos públicos, han visto la vacunación plena de más del 60% de los estadounidenses, la creación de más de 3 millones de empleos y la aprobación de un paquete masivo de ayuda de 1,9 billones de dólares por el COVID-19.
En días recientes, Biden ha conseguido avances importantes en el esfuerzo doble de infraestructura que pudiera inyectar $4.5 billones a la economía, al tiempo que consideró futuros pasos en el asunto de la inmigración.
Pero el alto nivel de contagio de la variante delta y la reticencia a vacunarse de una porción significativa de la población del país ha causado temores de otra ola intensa de la pandemia, algo que ha sacudido los mercados financieros, ya nerviosos por las perspectivas de inflación a largo plazo.
Y ahora Biden entra en una fase más difícil de su presidencia, con el virus demostrando de nuevo que es un enemigo inextricable que pone en peligro el frágil regreso a la normalidad.
“Sé que es duro escucharlo. Sé que es exasperante. Sé que es agotador pensar que seguimos en esta pelea”, dijo Biden el jueves a los reporteros en la Casa Blanca. “Y yo sé que esperábamos que iba a ser una línea simple, directa, sin problemas o nuevos retos, pero la vida no es así”.
Biden ha promovido su agenda directamente en bastiones conservadores —ha realizado media decena de eventos en distritos controlados por los republicanos en semanas recientes—, en un esfuerzo para mostrar al partido rival como el partido del no, con la mira en las elecciones legislativas del año próximo, en las que espera retener al menos la mínima ventaja demócrata en el Congreso.