En el fondo del mar de las Islas Canarias, de España, inauguraron un museo submarino.
Se encuentra nada menos que 40 pies bajo el agua, en el Océano Atlántico.
En él hay estatuas basadas en personas reales, incluidas una balsa con inmigrantes o una chica con su teléfono celular.
También está la estatua de un niño de 11 años, llamado Charles William, que declaró estar feliz de verse inmortalizado en una escultura bajo el agua.
El museo submarino tiene 300 esculturas de concreto.
Fueron esculpidas por el artista inglés Jason Decaires Taylor, quien requirió de 200 toneladas de cemento.
Las estatuas -que pueden pesar hasta 10 toneladas cada una- son una combinación de arte con conservación, para un futuro arrecife.
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Taylor afirma que serán sujetas a cambios provocados por el medio ambiente que las rodea, mientras se convierten en parte de ese paisaje submarino.
El museo es una obra en progreso, aunque no es el primero de su especie: Taylor ya ha dejado sus esculturas submarinas frente a la costa de México, donde están cubiertas de algas, esponjas y corales.
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