A sus cortos 18 años Ángel Quintanilla ha tenido que librar múltiples batallas.
Nació con parálisis cerebral y los doctores no daban muchas esperanzas de que viviera. Si lo hacía, decían, sería “como un vegetal”.
Aunque el pronóstico médico no se cumplió, Quintanilla no pudo caminar hasta hace poco. Para que lo lograra, fue necesaria una cirugía en la que le cortaron unos tendones.
La dolorosa intervención quirúrgica ha permitido que el joven abandone la silla de ruedas que lo ha acompañado a todas partes. Ahora, sin ayuda, puede pararse de una silla y subir escaleras.
La operación fue realizada en el Hospital Infantil de Texas, en Houston.
“Me siento muy fuerte, más que nunca. Ya me puedo parar solo. Yo puedo caminar con una mano, puedo subir las escaleras. Tú me viste en la bicicleta. Yo nunca he podido hacer eso solo, antes de la cirugía”, relató el joven de McAllen Texas.
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Usualmente, después del tipo de cirugía a la que se sometió Quintanilla, hay debilidad en las extremidades. Sin embargo, en su caso todo ha salido bien. Tan solo dos días después de ser operado estaba recibiendo sus terapias.
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“Lo está haciendo muy bien en lo que se refiere a fortalecer sus piernas”, explicó Meliba Carri, doctora asistente.
“Son pequeñas cosas que él celebra, como subirse a un triciclo y pedalear. Subir unas escaleras, que antes él subía, pero se cargaba de ti”, explica emocionado Eddie Quintanilla, padre de Ángel.
Los más duro, dice el padre, fue estar 30 días en el hospital. “¿Cuánto pagarías tu por caminar? Ángel ha pagado encerramiento, ha pagado con el dolor de sus piernas”, afirma. Por eso, ahora el joven se siente libre.
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